
EL COLICO DEL LACTANTE
Vemos a nuestro bebé llorar de forma intensa y prolongada, y sabemos que esos episodios pueden tener que ver con los famosos “cólicos del lactante”. Si bien es una afección muy común entre los recién nacidos, esta situación nos genera mucha angustia y estrés. ¿Qué podemos hacer para que nuestro pequeño se sienta mejor? ¿Cuáles son los cuidados básicos a tener en cuenta?
¿Qué es el cólico del lactante?
El cólico del lactante es un trastorno típico de los primeros meses de vida que se caracteriza por un llanto intenso y prolongado sin causa aparente. También se le conoce como cólico de los tres meses, cólico vespertino o del anochecer, alboroto paroxístico del lactante o cólico de gases.
No existen diferencias de género y tampoco influye el hecho de que hayan nacido prematuros o el que sean alimentados con leche materna o de fórmulas artificiales.
Los cólicos son bastante frecuentes, uno de cada cuatro niños los padece durante los primeros meses de vida. Por lo general, se resuelve de forma espontánea entre el cuarto y sexto mes. Si los llantos se extienden por más tiempo, puede que la causa del malestar no sea el cólico del lactante.
¿Cómo es el llanto?
- Inconsolable
- Suele comenzar al atardecer hasta entrada la madrugada.
- La crisis de llanto suele aumentar después de una toma de leche y desaparecer cuando el bebé consigue expulsar el aire.
- Un episodio de llanto de cólicos suele ir acompañado de alguno (o todos) de los siguientes síntomas: la cara roja como si le faltase aire, el bebé arquea su cuerpo y sube las piernas hacia el estómago como si le doliese esta zona, tiene todos los músculos tensos, la zona de la panza está hinchada y sus manos tensas (en puño).
Regla de 3 del pediatra americano Dr. Morris Wesse: “El bebé llora más de 3 horas al día, más de 3 días a la semana por más de 3 semanas”
¿Qué hacemos para ayudar al bebé a aliviar el dolor?
- PRIMERO: VISITAR AL PEDIATRA DE CONFIANZA para charlar tranquilamente sobre técnicas de alimentación y eliminación de gases
- SEGUNDO: mantener la calma y como dirían las abuelas: “armarse de paciencia”
- Ante una situación de llanto extremo e irritabilidad, no debemos forzar la alimentación del bebé, porque el exceso de comida haría trabajar más al intestino y provocaría un dolor aún mayor
- Calmar al bebé teniéndolo en brazos , arrullarlo en una mantita para proporcionarle calor, mecerlo suavemente o abrazarlo contra el pecho
- Pasearlo en cochecito
- Si el bebé lo acepta, utilizar chupete, ese efecto de succión les proporciona calma y les hace liberar tensiones
- Acariciar suavemente el abdomen del niño con movimientos suaves y en el sentido de las agujas del reloj
- No utilizar remedios caseros ni naturales